Muy interesante!
Taller ESI: ¡Rompiendo Mitos!
Taller Interdisciplinar. Prof. Mónica Bisi, Prof. Susana Norma Zuain, Lic. en Psicología Paola Frullani CEM N°11. Villa Regina-Río Negro
Hola Chicos! Reciban un afectuoso saludo en nombre de Susana, Mónica y Paola.
Queremos comentarles que, con este taller, pretendemos habilitar un espacio para la pregunta, para la duda, para la opinión, para la expresión, reflexión y el conocimiento de diversos aspectos vinculados a la sexualidad. Junto a ustedes trataremos identificar algunos prejuicios y falsas creencias para construir “desde el derecho” nuevas formas de pensar la sexualidad.
Esperamos que les guste nuestra propuesta y encontrarnos en el taller, ¡Hasta entonces!
COORDINADORAS: Bisi, Mónica; Fullani, Paola
Zuain, Susana
Esperamos que les guste nuestra propuesta y encontrarnos en el taller, ¡Hasta entonces!
COORDINADORAS: Bisi, Mónica; Fullani, Paola
Zuain, Susana
miércoles, 11 de julio de 2012
DIVERSIDAD EN SEXUALIDAD
HABLANDO
DE SEXUALIDADES:
ESBOZO
DEL HECHO SEXUAL HUMANO
Hablar
de homosexualidad es hablar, fundamentalmente, de sexualidad. De
hecho
no es posible hablar de la sexualidad sin contemplarla, a menos que
caigamos
en la trampa de las visiones parciales.
El
Hecho Sexual Humano es algo que abarca a todos y todas,
y esto, que suena
como
una simpleza, es uno de los pilares básicos para manejarse. Creerse que, de
verdad,
todos significa todos, es básico, tanto como tener claro que en ningún
momento
se plantean rangos, jerarquías o calidades.
Los tres registros
Aunque
parezca mentira, aclarar ciertos conceptos resulta más complicado de lo
que
parece. El lenguaje que hace referencia al Hecho Sexual Humano está
repleto
de
términos ambiguos y evasivos: ¿Qué decimos o qué queremos decir cuando
hablamos
de sexo, de lo sexual, o de la sexualidad? Éstos y otros términos han acabado
siendo
confusos. Dejando la impresión de que todo está mezclado: lo que se
es,
lo que se hace y lo que se tiene.
Sin
embargo, esta aparente ausencia de lenguaje no debe llevarnos a convertir la
realidad
de los sexos en una realidad muda. Por eso y para clarificar este embrollo,
proponemos
tres registros, correspondientes a tres realidades. Que si bien pueden
estudiarse
por separado, son vividas conjuntamente por todo ser humano. Hablamos
de
la
Sexuación, la Sexualidad y la Erótica. A sabiendas de que no es el
único
marco posible, pero, al menos, nos resulta útil para ir clarificando ideas.
De la Sexuación
Desde
el momento de la fecundación hasta la muerte, se van a ir concatenando
toda
una serie de niveles o estructuras que, progresiva y evolutivamente, van sexuando a cada
individuo. Es decir, van haciéndole sexuado y, además, sin
posibilidad
de “no serlo”.
Pues
bien, todos estos elementos, estructurales y estructurantes, del sexo llevarán
a
uno de los dos resultados posibles: hombre o mujer. Aunque, por
supuesto,
cualquiera de estos resultados estará lleno de matices.
Los
niveles
de los que hablamos son muchos. El primero tiene que ver con el
cromosoma,
con la X o Y que aporta el espermatozoide. Pero eso es sólo el
principio.
Después vendrán: las gónadas, los genitales internos, los genitales
externos,
las hormonas… Y más adelante, tras el parto, aún sigue el proceso
con
la asignación de sexo, la crianza diferencial, la pubertad, el climaterio, la
andropausia,
etc.
Estos
niveles deben verse desde una doble perspectiva: a cada nivel le
corresponden
dos
posibilidades: hombre o mujer, y cada una de ellas está
llena
de grados o matices. De modo que cada cual se situaría en un punto
del
continuo, donde existen los extremos, pero donde también abundan las
zonas
comunes.
De
todo esto se desprende una idea: sexos hay dos, pero cada uno de ellos está
repleto
de posibilidades. Hay muchas maneras de “estructurarse” como
hombre
y muchas de hacerlo como mujer. Es más, posiblemente no existan ni
los
hombres, ni las mujeres completamente “puros” en todos sus niveles. Un
hombre
siempre tendrá elementos, o gradientes, femeninos. Al igual que una
mujer
elementos, o gradientes, masculinos.
A
la hora de trabajar, de todo esto de la sexuación, deberíamos sacar al menos
dos
cosas claras: una de ellas es que trabajar con niños y niñas es trabajar con
“complejidades”,
con seres únicos e irrepetibles, pues cada proceso es
peculiar.
Y la otra es que ser hombre o mujer es algo más que lo que nos muestre
uno
de los niveles tomado independientemente.
De la Sexualidad
La
Sexualidad es la manera que cada persona tiene de vivir “el hecho de ser
sexuado”.
Es una categoría subjetiva y no hace referencia, exclusivamente a
funcionamientos
anatomofisiológicos.
El
niño, la niña, el hombre o la mujer toma conciencia de que hay personas de
dos
sexos. Su sexualidad será la manera propia de verse, sentirse y vivirse
como ser sexuado, como uno de los dos sexos.
Es
evidente que cada persona vivirá su sexualidad de distinta manera, que,
dicho
sea de paso, no es estable, sino que está en continua evolución. Además,
ha
de ser sin, por supuesto, entrar en los terrenos de lo normal y lo anormal.
El
terreno de la sexualidad es el de lo peculiar. El terreno, en definitiva, de las
sexualidades.
El
papel del educador o de la educadora frente a este registro será el de procurar
que
cada niño, cada niña, cada cual, se conozca y se acepte, esté contento
de lo
que es y de cómo lo es. Como educadores y educadoras nos
corresponde
conocer el proceso, reconocerlo, respetarlo y protegerlo.
La
vivencia del hecho de ser sexuados como hombre o como mujer podrá ser
sentida
en su matiz homosexual o heterosexual. Como
es lógico en este
caso
también es importante manejarse con la doble perspectiva, dos posibilidades
y
muchos grados.
De la Erótica
La
erótica es la forma concreta de expresar todo lo anterior, lo que somos y lo
que
vivimos. Y que, como es lógico, tiene múltiples y variadas formas. Cada cual
tiene
su propia erótica, como tiene sus propias peculiaridades.
Para
el desarrollo de la erótica entran en juego muchos factores. Por
supuesto
todo
lo anterior, pero también los propios valores y creencias, la forma de pensar
y
de entender las relaciones sexuales y las relaciones de pareja, los
sentimientos y
la
importancia que se den a los mismos, así como todas las demás cosas que se
puedan
considerar
importantes. De todo esto, que surge del propio individuo, así
como
de otras influencias, acabará surgiendo un tipo de erótica.
El
objetivo
del educador o de la educadora es que cada cual sea feliz
con su forma
de
expresar la sexualidad. Y esto solo será posible si conseguimos despertar
coherencias
y evitamos forzar obediencias, si conseguimos que la erótica brote
de
cada cual y que no venga impuesta.
Las
formas
de expresión tienen dos vías y las dos han de ser objeto de atención.
Una
son los deseos y otra los gestos. A sabiendas de que no siempre los deseos
acaban
teniendo su reflejo en gestos. De ahí que haya quien proponga, incluso, que
estos
dos apartados sean dos registros distintos.
Por
último no debemos olvidar que si entramos en el campo de los
gestos, estos son
igual
de amplios y plurales que todos los apartados anteriores, que no se limitan
a
aquellos
en los que la intervención de los genitales es relevante. También son expresiones
de la erótica las caricias, el abrazarse, el coger de la mano, o “los
mordisquitos”
en
el cuello... del mismo modo que los son el coito vaginal o el resto de
penetraciones.
Además, también están las fantasías, que por supuesto forman parte
de
la erótica.
En
ocasiones hay quien confunde fantasías con deseos, pero no son lo mismo.
Detrás
de los deseos hay anhelos y ganas de que se conviertan en realidad. El
mundo
de las fantasías es otra cosa, no necesariamente está formado por deseos,
aunque
en ocasiones se mezclen. Las fantasías buscan la excitación o alcanzar
satisfacción
por si mismas. Con las fantasías uno o una puede permitirse situaciones
que,
sin embargo, nunca se permitirían en realidad. Una última idea sobre las
fantasías:
no son sucedáneos de nada, ni sólo sirven para preparar situaciones
posteriores;
son, con toda legitimidad, expresión de la erótica del mismo modo
que
los gestos.
A modo de resumen
La
palabra “homosexual” sólo ha aparecido una vez en todo este esbozo, lo mismo
que
la palabra “heterosexual”. Y ésta es una de las primeras claves, la orientación
del
deseo es sólo un aspecto importante y está en relación con todos los
demás,
como sucede con el resto de aspectos. Por eso si queremos hablar de la
sexualidad
de las personas, hemos de hablar también de más cosas.
Este
esbozo no se ha elaborado “ex profeso” para hablar de la homosexualidad o
para
poder incluirla. Es el mismo esbozo que habríamos presentado para hablar
de
cualquiera de las sexualidades, y ésta es otra clave.
Si
este esbozo es coherente habrá de dar cabida a todas las sexualidades, del
mismo
modo que nosotros y nosotras hemos de contemplarlas todas si pretendemos
situamos
de forma sensata frente a ellas. Y las sexualidades sabemos que atraviesan
los
sexos, las distintas orientaciones, las distintas edades y las distintas formas
de
expresión. Y todas ellas sin juicios de valor, sin
mejores, ni peores.
Trabajar
por la Educación Sexual o por el respeto a la diversidad sexual es hacerlo
por
que cada cual aprenda a conocerse, a aceptarse y a vivir y expresar su
sexualidad
de modo que sea feliz. Esto es, con su propia coherencia y
respetando
y
aceptando otras coherencias.
Un
recordatorio: todo lo que estamos contando también tiene que ver con todas
aquellas
personas
con discapacidad, ya sea ésta física, psíquica o sensorial. Por
supuesto
tienen su sexuación, su sexualidad, en la que se incluye su orientación
sexual, y su erótica. Y, por tanto, su
posibilidad de ser feliz.
Trabajar
por la Educación Sexual busca eliminar la concepción jerárquica de la
sexualidad.
No
hay sexualidad de primer o segundo grado, como, repetimos, no las hay mejores o
peores.
Se trata de que cada cual aprenda a ser el protagonista de su propia vida
sexual,
a sabiendas de que se es único e irrepetible, y éste sí que es un valor a cultivar.
Aclarando conceptos
A
continuación quisiéramos aportar algo de claridad frente a ciertos términos que
se
utilizan habitualmente y no siempre de forma adecuada. Sabemos que las
definiciones
no
son del todo rigurosas y que pueden echarse en falta algunos matices, o
que
podrían haberse añadido más palabras. Pero no queremos hacer de esta Guía
un
diccionario terminológico, sino un instrumento para ir aclarándose y saber
manejarse.
En alguno de los textos que se citan al final de esta Guía es posible
encontrar
lo que aquí falta.
_
Identidad
Sexual. Es aquello que la persona se considera a sí misma: hombre
o
mujer. Es el resultado global de todo el proceso de sexuación. Siempre habrá
una
identidad
sexual, aunque pueda variar y sobre toda la valoración que se haga sobre
la
misma. Puede suceder que la identidad de uno o una no coincida con la que los
demás
te identifican.
_
Orientación
del Deseo. Es la dirección que toma la necesidad de satisfacción
sexual,
ya sea a través de gestos o de anhelos. Generalmente se presenta en la misma
dirección
que la necesidad de vinculación afectiva.
_
Homosexualidad.
Es cuando la orientación del deseo se presenta hacia personas
del
mismo sexo. Hombres que desean a hombres o mujeres que desean a mujeres.
_
Heterosexualidad.
Es cuando la orientación del deseo se presenta hacia personas
de
distinto sexo al propio. Hombres que desean a mujeres o mujeres que
desean
a hombres.
_
Bisexualidad.
En estos casos la orientación del deseo se presentaría de forma
indistinta
hacia personas del mismo sexo o del contrario. Hombres que desean a
hombres
y mujeres y mujeres que desean a hombres y mujeres.
_
Gay*.
Hombre homosexual.
_
Lesbiana.
Mujer homosexual.
_
Conductas
o prácticas homosexuales. Son aquellas relaciones eróticas
que
se dan entre dos personas del mismo sexo, ya sean hombres o mujeres.
*
En toda la Guía viene escrita con “y” por ser este el uso más generalizado,
aunque es igualmente escrito con “i” por
algunas organizaciones.
Estas
prácticas, como es lógico, habitualmente son realizadas por gays o lesbianas,
sin
embargo también podrían darse en personas heterosexuales. Conviene no confundir
lo
que se hace, con lo que se es. Con las prácticas heterosexuales sucede lo
mismo.
_
Relaciones
eróticas. Son todo el posible repertorio de conductas con el que
un
hombre o una mujer se procura proporcionar satisfacción sexual, generalmente
se
dan en el marco de una relación de pareja y hacen referencia tanto a las
relaciones
homosexuales
como heterosexuales.
_
Travestido.
Es frecuente que este término se utilice sólo para referirse a
hombres
que
gustan y encuentran satisfacción en vestirse de mujer, aunque también
podría
utilizarse en la otra dirección, mujer que gusta y encuentra satisfacción en
vestirse
de hombre. Estas conductas no suponen una orientación del deseo determinada,
ni
algún problema respecto a la identidad.
_
Género.
Es todo aquello: conductas, ropas, gestos, juegos,... que
socialmente se
ha
considerado propio de uno de los dos sexos. Por tanto habría dos géneros, el
masculino
con todo lo considerado propio de hombres y el género femenino, con
todo
lo considerado propio de mujeres. El género es un constructo social y por tanto
varía
según culturas y etapas. De hecho la tarea del educador o la educadora
sería
la de no limitar el repertorio de conducta y posibilidades de los niños y niñas
en
función de su género.
_
Afeminado.
Hombre con gestos, ademanes u otros rasgos externos considerados
socialmente
como más propios de mujeres. Este término no significa más y no
alude
ni a la orientación del deseo ni a la identidad sexual. Generalmente esta
palabra
se
utiliza con connotaciones despectivas.
_
Marimacho.
Mujer con gestos, ademanes u otros rasgos externos considerados
socialmente
como más propios de hombre. Este término tampoco aporta nada en
cuanto
a la identidad o la orientación del deseo. Al igual que la palabra afeminado,
su
utilización no suele ser gratuita y se acompaña de cierta intencionalidad de
rechazo.
_
Transexual.
Es aquella persona en la que su identidad sexual, como hombre o
como
mujer, no coincide con la que le marcan sus genitales, ni otras estructuras
sexuantes,
ni con la identidad que los demás le suponen. Esta identificación con uno
u
otro sexo es independiente de la orientación del deseo, cabrían por tanto ambas
posibilidades.
Extraído de “Guía para trabajar en el tiempo libre la diversidad de orientación sexual”. Carlos
de la Cruz. Instituto de Sexología de Madrid (INCISEX)
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