- A no ser discriminadas/os en la familia, el sistema educativo, ni ningún otro ámbito por el hecho de estar embarazada, o tener un hijo o por su estado civil u orientación sexual.
- A acceder gratuitamente a métodos anticonceptivos seguros y eficaces.
- A recibir educación sexual integral en las escuelas, con información objetiva y libre de prejuicios.
- A no ser discriminadas/os en el caso de vivir con VIH/SIDA
Derecho a decidir de forma libre sobre mi cuerpo y mi sexualidad
Existen diversas formas de vivir la sexualidad, Tengo derecho a que se respeten las decisiones que tomo sobre mi cuerpo y mi sexualidad. Soy responsable de mis decisiones y actos. Nadie debe presionar, condicionar, ni imponer sus valores particulares sobre la forma en que decido vivir mi sexualida.
Derecho a ejercer y disfrutar plenamente mi vida sexual
El disfrute pleno de mi sexualidad es fundamental para mi salud y bienestar físico, mental y social. Tengo derecho a vivir cualquier experiencia o expresión sexual o erótica que yo elija, siempre que sea lícita, como práctica de una vida emocional y sexual plena y saludable. Nadie puede presionarme, discriminarme, inducirme al remordimiento o castigarme por ejercer o no actividades relacionadas con el disfrute de mi cuerpo y de mi vida sexual.
3. Derecho a manifestar públicamente mis afectos
Las expresiones públicas de afecto promueven una cultura armónica afectiva y de respeto a la diversidad sexual. Tengo derecho a ejercer mis libertades individuales de expresión, manifestaciones, reunión e identidad de género y cultural, independientemente de cualquier prejuicio. Puedo expresar mis ideas y afectos sin que por ello nadie me discrimine, coarte, cuestione, chantajee, lastime, amenace o violente verbal o físicamente.
4. Derecho a decidir con quién compartir mi vida y mi sexualidad
Existen varios tipos de familias, uniones y convivencia social. Tengo derecho a decidir libremente con quien compartir mi vida, mi sexualidad, mis emociones y afectos. Ninguna de mis garantías individuales debe ser limitada por esta decisión. Nadie debe obligarme a contraer matrimonio o a compartir con quien yo no quiera mi vida y mi sexualidad.
5. Derechos al respeto de mi intimidad y mi vida privada
Mi cuerpo, mis espacios, mis pertenencias y la forma de relacionarme con las y los demás son parte de mi identidad y privacidad. Tengo derecho al respecto de mis espacios privados y a la confidencialidad en todos los ámbitos de mi vida, incluyendo la sexual. Sin mi consentimiento, ninguna persona debe difundir información sobre los aspectos sexuales de mi vida.
6. Derechos a vivir libre de violencia sexual
Cualquier forma de violencia hacia mi persona afecta el disfrute pleno de mi sexualidad. Tengo derecho a la libertad, a la seguridad jurídica y a la integridad física y psicológica. Ninguna persona debe abusar, acosar, hostigar o explotarme sexualmente. El Estado debe garantizarme el no ser torturado/a, ni sometido/a al maltrato físico, psicológico, abuso o explotación sexual.
7. Derecho a la libertad reproductiva
Las decisiones sobre mi vida reproductiva forman parte del ejercicio y goce de mi sexualidad. Como mujer u hombre joven tengo derecho a decidir, de acuerdo con mis deseos y necesidades, tener o no hijos, cuántos, cuándo y con quién. El Estado debe respetar y apoyar mis decisiones sobre mi vida reproductiva, brindándome la información y los servicios de salud que requiero, haciendo efectivo mi derecho a la confidencialidad.
8. Derecho a la igualdad de oportunidades y a la equidad
Las mujeres y los hombres jóvenes, aunque diferentes, somos iguales ante la ley. Como joven, tengo derecho a un trato digno y equitativo y a gozar de las mismas oportunidades de desarrollo personal e integral. Nadie bajo ninguna circunstancia, debe limitar, condicionar o restringir el pleno goce de todos mis derechos individuales, colectivos y sociales.
9. Derecho a vivir libre de toda discriminación
Las/os jóvenes somos diversos/as y, por tanto, tenemos diferentes formas de expresar nuestras identidades. Tengo derecho a que no se me discrimine por mi edad, género, sexo, preferencia, estado de salud, religión, origen étnico, forma de vestir, apariencia física o por cualquier otra condición personal. Cualquier acto discriminatorio que atenta contra mi dignidad humana. El estado debe garantizarme la protección contra cualquier forma de discriminación.